Un mal día para tu ego es un gran día para tu alma. Como dice la frase bíblica, no podemos servir a dos amos y en cada momento decidimos a quién de ellos servimos.
Allí donde ponemos nuestro foco, ponemos nuestro corazón y donde está nuestro corazón, está nuestro tesoro.
Te dejo 7 tips prácticos (un para cada día de la semana) para que el ego ocupe el lugar que le corresponde:
1.- Toda persona con la que te cruces tiene algo que enseñarte. Por lo tanto, mantén una actitud curiosa.
2.- No culpes a nadie de tus fracasos. No en vano, el éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano.
3.- Habla lo justo y solo de ti. No metas a nadie más en tus conversaciones.
4.- “Solo sé que no se nada”. La humildad radical es la mejor medicina para los ataques del ego.
5.- Recuerda: todo te es concedido (comenzado lo más preciado: la vida).
6.- Todos nacemos desnudos y todos moriremos desnudos. La muerte es la mejor vacuna contra la arrogancia (y la risa también ayuda).
7.- Todo en tu vida fue, es y será perfecto. Deja de juzgarlo todo. En el fondo, eres profundamente inocente.
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