En esta tercera aparición los pastorcitos ven al Ángel de Portugal portar un cáliz y sobre dicho cáliz en el aire una hostia de la que se derramaban unas gotas de sangre que caían en el cáliz; el Ángel repitió hasta tres veces la siguiente oración:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente, y te ofrezco el precioso cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los sufragios, sacrilegios e indiferencia por medio de las cuales Él es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y por el Inmaculado Corazón de María, pido humildemente por la conversión de los pobres pecadores.
Dándole el contenido del cáliz a Jacinta y Francisco y la hostia a Lucia; de esta manera les preparó a la primera aparición de la Virgen de Fátima