Causas de la herida de no ser - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 12 audiolibro

Camino de Sanación - Lazos Paternos

05-01-2022 • 2 mins

Según Nelly Astelli, predicadora católica que
ha profundizado en el tema, las principales
causas de esta herida existencial son:
* Haber sido engendrado
accidentalmente por una pareja que
pensaba en satisfacer su pasión
y no en las consecuencias de dar vida.
* Haber sido concebido por fallas
en el método anticonceptivo utilizado.
* Haber tenido en el seno materno
un gemelo, o un falso gemelo, el cual
fue absorbido por la persona viviente
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o expulsado por la madre como
un cuerpo extraño que no se desarrolló
(síndrome de gemelo evanescente).
* Haber sido agredido desde el momento
de la concepción por maniobras abortivas.
* Haber sido engendrado fuera del útero.
* Haber sido fuertemente rechazado
por uno de los padres.
* Haber nacido porque la mamá se opuso
al aborto terapéutico a pesar del peligro
que corría su vida.
* Haber sentido un miedo visceral en el seno
materno debido a un peligro externo que
amenazó de muerte a la madre, pues cuando
ella pierde el control y la seguridad,
el bebé se siente como lanzado al vacío,
cortado del contacto maternal, y lo resiente
como un rechazo violento.
* Haber sido programado por los padres
desde el seno materno como heredero
de un nombre, de una fortuna,
de una determinada profesión, etc.
* Haber nacido a causa de una violación.
En todos estos casos, y en otros que seguramente no
aparecen en esta lista, la persona padece una profunda
herida existencial innata que le produce una sensación
de soledad y aislamiento, de inseguridad y temor crónicos, que afecta todo su ser. Sólo por medio de la sanación
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que Dios quiere darle, se podrá evitar el deterioro progresivo de todos los ámbitos de su vida.
“Este es el momento para
decirle a Jesucristo:
‘Señor, me he dejado engañar,
de mil maneras escapé de tu amor,
pero aquí estoy otra vez para renovar
mi alianza contigo.
Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor,
acéptame una vez más
entre tus brazos redentores’”.
Papa Francisco Evangelio gaudium, 4