San José modelo de padre - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 8 audiolibro

Camino de Sanación - Lazos Paternos

05-01-2022 • 6 mins

El evangelista san Mateo nos presenta en
pocos versículos una situación significativa, cuando nos muestra a una mamá que
está embarazada y que va a ser dejada por
su prometido: “José, su marido, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió
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separarse de ella en secreto” (Mt 1, 19). La relación entre María y José queda bien clara cuando leemos la siguiente explicación:
Para nuestra manera occidental de pensar, las relaciones que salen en este pasaje son muy extrañas. En
primer lugar, se nos dice que María estaba desposada
con José; luego hemos traducido que él estaba haciendo los preparativos para divorciarse de ella en secreto, y luego se la llama su mujer o esposa. Pero la relación entre ambos representa el procedimiento judío
normal, en el que había tres pasos.
1º Estaba el compromiso. Este se hacía
a menudo cuando la pareja no eran más
que niños. Lo hacían corrientemente los
padres, o por medio de un casamentero
profesional. Y se hacía a menudo sin que
los que formaban la pareja se hubieran
visto nunca. El matrimonio se consideraba
que era un paso demasiado serio para
dejarlo a los dictados del corazón humano.
2º Estaba el desposorio. Este era lo que
podríamos llamar la ratificación
del compromiso que ya había contraído
la pareja. Hasta este momento,
el compromiso que se había establecido
por medio de los padres o del casamentero
se podía romper si una de las dos partes
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no quería continuar con él. Pero una
vez que se llegaba al desposorio era
absolutamente vinculante. Duraba un año.
Durante ese año la pareja se consideraban
marido y mujer, aunque todavía no tenían
esa relación. El desposorio no se podía dar
por concluido de ninguna manera más
que por el divorcio. En la ley judía nos
encontramos frecuentemente lo que nos
parece una frase curiosa. Una chica cuyo
prometido había muerto durante el año de
los desposorios se llamaba “una virgen que
es viuda”. En esta etapa se encontraban
José y María. Estaban desposados y si José
quería acabar el desposorio no lo podía
hacer más que con el divorcio; y ese
año de desposorio a María se la conocía
legalmente como su esposa.
3º La tercera etapa era el matrimonio
propiamente dicho, que tenía lugar
al final del año de desposorio.
Si tenemos presentes las costumbres
matrimoniales normales de los judíos,
entonces la relación que se indica en este
pasaje está perfectamente clara3
.
3 Barclay, William. Comentario al Nuevo Testamento. Volumen 1. Ed. Clie.
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Aquí podríamos preguntarnos: ¿cómo se sintió María
al saber que José se iba a marchar, al pensar lo que tendría que afrontar y que tendría que criar sola a su hijo?,
¿cuál fue la influencia de José sobre el niño?
María y José estaban desposados, pero aún no vivían
juntos, de modo que el embarazo de María debió haber
sido como una puñalada en el corazón de José y, por lo
tanto, también en el de María, pues sabía del sufrimiento de este hombre justo.
Ciertamente María era una mujer excepcional, fue
concebida sin pecado original, estaba unida a Dios y vivía en una experiencia permanente de su amor. Además,
no tenía culpa alguna, pues la concepción de su hijo no
sólo fue sin pecado, sino que fue un milagro de Dios.
Por eso, en los momentos de mayor dificultad ella descansaba en Dios y descargaba en Él todas sus angustias,
de manera tal que su dolor no afectara al hijo que llevaba en sus entrañas.
Esto le permite a Dios intervenir y actuar, ya que el
amor del Padre no sólo es palabra, sino también acción:
“Un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:
‘José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar
a María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por
el poder del Espíritu Santo’” (Mt 1, 24-25).
A esta acción defensora de Dios Padre se refiere el papa Francisco, cuando afirma:
El amor está más en el dar que en el recibir […] es
que el amor se comunica, siempre comunica. Y es re-
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cibido por la persona amada. Y además: El amor está
más en las obras que en las palabras… lo que significa que el amor siempre da vida, hace crecer4
.
Y esta acción amorosa de Dios Padre creador encuentra respuesta en la acción amorosa de José, padre adoptante, que asume, ama y ampara a Jesús como hijo propio:
“Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel
del Señor le había mandado, y tomó a María por esposa.
Y sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz a
su hijo, al que José puso por nombre Jesús” (Mt 1, 24-25).
Pienso que en José se encuentran representados todos los hombres que, sin tener hijos biológicos, tienen
corazón de padres, ya sea porque han adoptado o porque son padres espirituales por medio de una vocación
específica.
Habiendo comenzado a reflexionar en este capítulo
sobre la influencia de la presencia paterna durante la
concepción del niño(a), en el capítulo siguiente seguiremos profundizando esta etapa de nuestra vida y luego
analizaremos algunas de las siguientes.
4 Francisco. Homilía en la Casa de Santa Marta. 27 de junio de 2014.
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“Es necesario contemplar
continuamente la belleza
del Padre e impregnar de ella
nuestra alma”.
San Gregorio de Nisa