Impacto del Estatus en la Salud y Cómo Mejorarlo

Radio Fitness Revolucionario

26-12-2022 • 13 mins

"Si solo deseásemos ser felices, sería fácil conseguirlo. Pero deseamos en realidad ser más felices que los demás, y esto es mucho más difícil de lograr, porque creemos que los demás son más felices de lo que realmente son" - Montesquieu Los humanos somos seres muy sociales. Pero no nos contentamos con pertenecer a un grupo, queremos ascender en él, lograr su reconocimiento (detalle). Y, como siempre, este impulso innato se debe al valor evolutivo que aportaba el estatus. En todos los grupos humanos estudiados, las personas de más estatus tienen acceso a más recursos, a más oportunidades de procreación y a mejores cuidados para ellas y para su descendencia (detalle, detalle, detalle). Por este motivo estamos programados para ganar estatus (detalle, detalle). Percibimos el estatus como una necesidad, casi tan importante como comer o respirar. Sin estatus, enfermamos. En este artículo entenderás la importancia del estatus en la salud y algunas ideas para mejorarlo. Primero... ¿Qué es el estatus? Podríamos definir el estatus como el lugar que ocupa un individuo en la jerarquía social. Este lugar determina su prioridad a la hora de acceder a recursos. En animales como las hormigas o las abejas este estatus viene marcado por la genética. Una abeja obrera nunca intentará convertirse en reina. En los humanos, sin embargo, esta jerarquía es flexible y cambiante, de ahí nuestra obsesión por escalar. Según la investigadora Denise Cummins, existen dos tipos básicos de estatus (detalle): Basados en Dominancia: donde se usa la fuerza para escalar en la jerarquía y para acceder a los recursos deseados. Basados en Prestigio: donde el estatus no se impone sino que se obtiene a través de ciertos comportamientos y resultados. Por suerte, el estatus en la mayoría de sociedades humanas está más basado en el prestigio que en la dominancia. A pesar de su gran importancia, el estatus no deja de ser una percepción, una historia creada por nuestro cerebro. En el fondo, nuestro estatus es una representación simbólica de nosotros en la mente de otros. Y nosotros mismos mantenemos una representación mental del estatus que asignamos a los demás. Para estimar el estatus de cada individuo usamos un complejo algoritmo, que evalúa infinidad de variables. Por ejemplo, asociamos más estatus a la gente que viste ropa cara, que habla con más confianza, que se muestra más relajada o que adopta posturas de dominancia (detalle, detalle). Pero hay muchísimos matices. Alguien muy exitoso podría ganar más estatus por vestir con sencillez y comportarse con humildad. Si tu estatus es ampliamente reconocido no es necesario invertir en señales externas. Por otra parte, el estatus es un juego de suma cero, que se mide en relación al de los demás. Por ejemplo, hay baja correlación entre satisfacción vital e ingresos absolutos. Sin embargo, hay una alta correlación entre satisfacción y nuestros ingresos relativos, comparados con los del resto. No es tanto el dinero lo que mejora nuestra satisfacción, sino el hecho de tener más que los demás (estudio, estudio). Estatus y salud En el mundo salvaje donde evolucionamos, la soledad era una sentencia de muerte. Sin conexión no había protección. El rechazo del grupo implica la pérdida total de estatus, por eso el bullying o la falta de conexión social es tan perjudicial (detalle, detalle). Pero la conexión no es suficiente. Nadie quiere vivir en los escalafones inferiores de la sociedad. No solo queremos ser aceptados, queremos ser reconocidos. Las personas de alto estatus socioeconómico tienen mejor salud y viven más (estudio, estudio). Una parte importante de la diferencia viene, sin duda, porque las personas con más recursos pueden permitirse mejores alimentos y más tratamientos médicos, además de tener mejor educación y más tiempo para realizar actividad física. Pero no es lo único que importa.

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